Hay obras musicales que penetran profundamente en nosotros y nos hechizan con su magia de una manera tan intensa que su efecto perdura largamente en el tiempo.
En mi vida he tenido la gran fortuna de encontrarme con varias de ellas, son como un dulce «amor a primera vista» (en esta caso primera oída…) y así como el amor es difícil de describir con palabras, lo que siento cuando las escucho es una mezcla de sentimientos complejos que podrían resumirse quizás con una sola palabra:
emoción, profunda emoción
La pieza en concreto de la que quiero hablarte hoy es el «Preludio para laúd en Re M» de Silvius Leopold Weiss interpretado por el muy querido y admirado Hopkinson Smith.
Recuerdo perfectamente mi primer contacto con la obra, en el principio de los 80 en ese importante centro de sabiduría guitarrística que era por aquel entonces la «Academia d’Arts Musicals Luthier» de Barcelona.
Allí, muchos jóvenes como yo, tuvimos un primer contacto con los más grandes del momento: el mencionado Hopkinson Smith, David Russell, Manuel Barrueco, el que fue más tarde mi profesor en Basilea Oscar Ghiglia, del que aprendí tantas y tantas cosas sobre la guitarra y la vida…y muchos otros en una época que nos marcó para siempre.
Mi vida era, por aquel entonces, un prometedor conjunto de sueños e ilusiones, la música sería mi camino y quería aprender, desarrollando mis cualidades para poder encontrar mi lugar en el mundo.
De repente el servicio militar mi obligó a trasladarme a Madrid, concretamente al Cuartel General del Aire, en Moncloa.
Intenté por todos los medios no perder el hilo de mi formación musical y guitarrística: iba todos los días al desván de un luthier a estudiar, lleno de encanto y misterioso, donde una vez descubrí un dibujo precioso… ¡Del mismísimo Leo Brouwer!
Al sol de la tarde, solía buscar un rincón tranquilo en el «Parque del Oeste», muy cerca del cuartel, para escuchar música en mi «walkman» y leer las cartas que me mandaba Mari, que acabaría siendo mi mujer unos años más tarde
Una de las obras más escuchadas y preferidas de esos días fue este maravilloso Preludio de Weiss.
Me parece una obra llena de luz, de optimismo, de ganas de vivir.
Después de tantos años, esta mañana me he decidido, por algún motivo que escapa a mi comprensión, a trabajarla con mi guitarra con vistas a un concierto como solista que tengo previsto realizar el verano próximo.
Nunca lo había hecho antes, desconozco el motivo.
La sensación de tocarla ha sido maravillosa y la emoción ha renacido, con las notas han despertado muchos de los recuerdos de aquella época, mis sueños, mis aspiraciones, una amistad que iba poco a poco transformándose en algo más…
Es como si la música de Weiss me surrurara al oído:
«…eres muy afortunado, muchos de tus sueños de aquellos tiempos se han cumplido, aunque ahora ya no tienes 20 años no dejes nunca de soñar, todavía hay muchos metas por conseguir y momentos fascinantes y maravillosos por llegar».
Aquí tienes la grabación en mp3 de este maravilloso preludio interpretado por Hopkinson Smith:
Silvius Leopold Weiss – (N) Pièces en ré majeur Prélude