80 náufragos fueron rescatados cerca de una isla deshabitada en Costa Rica.
Eran ilegales que querían llegar a Estados Unidos.
Una mujer desesperada salvo sus vidas, una soñadora.
Tiró al mar un mensaje de auxilio en una botella.
Me la imagino escribiéndolo, bajo la mirada sorprendida de sus compañeros y rodeada por la inmensidad terrible del mar.
Seguramente algunos debieron pensar que estaba loca, que era una pobre soñadora.
Las probabilidades de que alguien recogiera su mensaje eran tan pequeñas y el mar tan grande…pero sin embargo, ocurrió, un pescador chileno leyo su mensaje y los guardacostas pudieron rescatarlos, enfermos, moribundos pero aun con vida.
Una soñadora les salvó.
Una loca enamorada, quizás, de las viejas novelas de náufragos.
Cuando el dolor se acerca, un sueño puede salvarnos, y iluminar la oscura noche de nuestro destino.
80 shipwrecks were rescued near an island uninhabited in Costa Rica.
They were illegal that they wanted to arrive at the United States.
A desperate woman except for its lives, a dreamer.
She threw to the sea a message of aid in a bottle.
I imagine her writing it, under the glance surprised of its companions and surrounded by the terrible immensity of the sea.
Surely some had to think that she was crazy, that she was a dreamer poor woman.
The probabilities that somebody gathered its message were so small and the so great sea… but nevertheless, happened, a Chilean fisherman read its message and the coastguard vessels could even rescue them, ill, dying but with life.
A dreamer saved to them.
An enamored crazy person, perhaps, of old novels of shipwrecks.
When the pain approaches, a dream can save to us, and illuminate the dark night of our destiny.