El pasado 24 de junio fue un día grande para mi hijo Albert, coronó una de las cumbres más altas de la Península Ibérica: el pico Posets con una altura de 3.375 metros.
Aquí podéis verlo delante de uno de los monitores que le acompañó en uno de los últimos tramos de la ascensión.
Albert está desarrollando un gran amor hacia la naturaleza de la mano del Agrupament Escolta Garbí del que forma parte desde que tenía 8 años.
La filosofía de entrega a los demás, de sacrificio por el bien común de Baden Powell, está echando raíces sólidas en el joven corazón de Albert.
Mari y yo contemplamos fascinados como Albert crece rápidamente, sobretodo como persona, y sus razonamientos son cada vez más profundos y sensibles.
Gran parte de este progreso se lo debemos a los monitores de su agrupación: jóvenes idealistas, llenos de amor por su trabajo y buenos sentimientos, que emplean mucho trabajo y mucho tiempo en transmitir el mensaje scout de forma totalmente desinteresada.
Creen, acertadamente, que su labor puede mejorar el mundo y…realmente lo hace.
Las semillas que van sembrando, irán germinando en el futuro y son una luz de esperanza para todos aquellos que creemos que la máxima felicidad puede encontrarse haciendo felices a los que nos rodean.
¡Felicidades, Albert, sigue conquistando las cumbres más elevadas: las del amor, la bondad y la entrega a los demás!