«Paz», «Amor», «Felicidad», son palabras esenciales en la existencia humana.
Maltratadas por nuestros labios, parecen injustamente vacías y sin significado, cuando van de boca en boca en este tiempo de Navidad como un mero trámite.
Estos días he estando pensando especialmente en la primera de ellas: la paz.
-¿Qué es la paz?
Muchos responderíamos… que no haya guerra.
Asociamos inmediatamente la paz al conflicto bélico, a la ausencia de enfrentamiento de cualquier tipo entre las personas, a la armonía en el trato verbal o físico con los demás.
Yo prefiero pensar en ella de otra forma.
Me interesa esa paz que sentimos cuando realizamos verdaderamente lo que creemos correcto, cuando miramos a nuestro alrededor y sentimos que estamos en el lugar adecuado para poder desarrollar nuestras cualidades, cuando al final del día, cerramos los ojos y podemos decir, con la mano en el corazón, que no hemos dañado a nadie conscientemente y hemos intentado mejorar y hacer el bien en todas nuestras acciones.
La paz, profunda e interior, es la más valiosa, rara y difícil de encontrar, es la que debemos buscar toda la vida…y esa es la que que te deseo a ti hoy, anónimo lector, día de Navidad de 2011.
Paz, amigo.
Ojalá tengas la dicha de sentirla, de encontrarla durante muchos días en tu vida.