Hay palabras, imágenes, mensajes…que, muchas veces, sin nosotros saberlo, se convierten en flechas afiladas para los demás. En estos tiempos convulsos, todas nuestras palabras deberían ser, más que nunca, como dulces caricias, como tiernos abrazos en la distancia, como trocitos de luz que iluminan el incierto camino en el que estamos.