Es revelador y muy interesante lo que me está ocurriendo con la última obra que estoy escribiendo para Ensemble XXI.
Si tienes un momento, me gustaría compartirlo contigo.
La idea surgió de una manera deliciosa e inesperada.
Un día de lluvia, mientras yo estaba dando mi clase en el Conservatorio de Monzón, se formó un completo, precioso y colorido arco iris.
Ese mágico momento coincidió con la clase de la alumna de menor edad que he tenido en mi curso, Joanna, de siete años.
Es imaginativa, creativa, simpática y con excelentes dotes para la guitarra, a pesar de su corta edad.
La miré y le dije:
-Joanna, ¿has visto el bonito arco iris que se ha formado fuera?
– Sí-me contestó y siguió hablando-¿Sabes que al final del arco iris hay un tesoro?
– No, no la sabía…
– Sí, hay un tesoro…
-Ah…-y le pregunté-¿Y tú has ido alguna vez a buscarlo?
-¡No, no puedo porque siempre tengo muchos deberes!
¡Inevitablemente me puse a reír!
Me pareció una conversación deliciosa y la idea del tesoro muy poética e inspiradora, tanto es así, que pensé tomarla como punto de partida para mi nueva obra.
«Al final del arco iris» se titularía y pensaba convertirla en algo así como en un canto transparente a la infancia perdida.
Sería luminosa, expresiva, evocadora y con algún momento más rítmico y divertido quizás en la parte central para expresar la espontaneidad de los niños.
Empecé a escribirla.
Todo fluía increíblemente bien y rápido para tratarse de mi, que suelo ser bastante lento a la hora de escribir.
Iba enlazando temas con suma facilidad y creí llegar al momento adecuado donde incluir la parte contrastante rápida y empecé a darle forma, en tres días tenía bastante compases una idea más o menos buena…que en el cuarto día borré por completo.
No encajaba, era completamente forzado incluirla y la obra se resistía a admitirla.
Es como si ella misma me dijera: «José Antonio por mucho que tu quieras o hagas, yo he decidido que quiero ser sólo lenta, sí, tu eres el compositor y quien me está creando, de acuerdo, pero yo soy una obra de arte y tengo mis derechos, voy a ser yo quien decida a partir de ahora lo que quiero ser»
Ante una situación así, me rendí a la evidencia.
La obra sería un único movimiento lento, qué le vamos a hacer, era inevitable.
Pues bien, después de un mes y medio más o menos de dejarla aparcada por múltiples obligaciones, el otro día me decidí a retomarla y seguir escribiendo.
Para situarme antes de seguir, escuché en el ordenador los siete u ocho minutos que llevo escritos y…¡oh sorpresa!
¿Donde esta el arco iris? ¿Donde está la inocencia?¿Donde la luminosa transparencia que pretendía inculcar a mi música?
¡En ningún sitio!
La obra tiene un carácter totalmente diferente: tiene fuerza, expresividad, momentos apasionados, de delicada tensión, con giros dulces y melancólicos que muchas veces se convierten en llamadas sin respuesta.
En definitiva: mi obra no es «Al final del arco iris»
Desde el primer momento ella decidió que no lo sería.
Escribiéndola era como si los árboles no me permitieran ver el bosque, sólo hacia falta escucharla con cierta perspectiva para darse cuenta.
La conclusión para mi es clara y preciosa: es una obra nacida del corazón, de una imperiosa necesidad de explicar «algo», de ahí la facilidad también a la hora de escribirla.
Y es que, hay veces en que, por mucho que nos empeñemos en evitarlo, las cosas acaban siendo lo que quieren ser, y lo que tiene que ocurrir ocurre.
Es como si el destino estuviera «Escrito en las estrellas»…
y si, creo que sí,
veo con claridad,
que ahora sí tengo un buen título para mi nueva obra.
Si me dejas
Largo y tenebroso es el camino en el que te sumerges al caer la tarde.
Desde la orilla distante, con mis brazos vacios, te observo partir.
El oscuro océano de tus pensamientos te abraza con sus frías alas,
mientras el viento de las antiguas desdichas pasa gritando a mi lado.
No hay barca, ni remos con que atraparte.
Sólo ese viento helado que impulsa irremediablemente tus velas.
Tus ojos encendidos se apagan en la distancia.
Y ya no hay ni faro próximo, ni estrellas.
Ni senda escrita en un mapa con que encontrarte.
Si me dejaras acompañarte…
Si me dejaras…
Le diría al mar que te cuidara.
Al viento que te acariciara.
Y a la dulce y preciosa luna de otoño, que te guiara.
Si me dejaras…
Te miraría largamente a los ojos.
Compartiría tu aliento.
Despacio, muy despacio,
apoyaría mi mano sobre tu pecho,
te susurraría antiguas palabras,
para que me sintieras muy cerca,
y regresaras,
guiada por la cálida brújula de tu corazón encendido,
de nuevo a mi lado.
https://youtu.be/XfKaau6g-cU
Puedes descargar gratis la partitura de esta obra, 2º movimiento de «Secretos de Papel» en Free guitar ensemble scores with other instruments.
Encantarias
Te adentras en el bosque.
La noche es cerrada y oscura, pero cálida y perfumada.
Sólo oyes el ruido de tus pasos sobre la maleza, pero, de repente, en la oscuridad de la noche, oyes una música lejana… y sorprendes a las Encantarías, las hadas bondadosas del Pirineo que habitan en los ríos.
Sin ser visto, fascinado por su belleza, disfrutas de sus danzas y alegres rituales, con mucho cuidado de que no te sorprendan, ya que, si lo hacen, cae sobre ti una terrible maldición…
https://www.youtube.com/watch?v=KgYKniY59Uo
Puedes descargar gratis esta partitura, 3er. movimiento de «El bosque encantado» en Free guitar duo scores with other instruments.
Curso de Verano Ensemble XXI en Peralta de la Sal (Huesca)
Apreciados amigos: me ilusiona mucho presentaros la actividad pedagógica más importante que organizamos desde Ensemble XXI
¡Matrícula abierta! :-)
Información e inscripciones: www.ensemblexxi.com
En la soledad de las montañas
Me ilusiona mucho presentaros esta excelente versión, llena de emoción y sensibilidad, de mi obra «En la soledad de las montañas», primer movimiento de «El lenguaje del río», interpretada por Ana Cambra, guitarra.
Podéis descargar gratis la partitura en Free classical guitar scores.
¡Espero que os guste!
The Blue Hotel. Artie Traum.
Me ilusiona presentaros esta piececita, dulce y optimista, titulada «The blue hotel».
Os explico su historia.
Me tropecé con ella, hace pocos días, en la «Radio Swiss Jazz» y podríamos decir que fue un amor a primera vista…a pesar de su sencillez, tiene algo mágico que me seduzco desde el primer momento.
Empece a indagar por Internet sobre la obra y sobre su autor que la interpreta a la guitarra acústica, llamado Artie Traum (1943-2008).
La partitura, no existía, y está en You Tube, como no, y…oh sorpresa! sólo se había escuchado en 11 ocasiones.
Por lo que pensé que era una obra bastante desconocida y bien merecía el esfuerzo de escribir la partitura para guitarra clásica y grabarla…y aquí está.
Podrá serviros para pasar un rato agradable tocándola, dejando volar vuestros sentimientos… para vuestros alumnos, o para reenviarla a alguien que penséis que le puede gustar.
Podéis descargar gratis la partitura en Free classical guitar scores.
¡Espero que os guste! :-)
Tocar por placer
Si observamos con atención la motivación que mueve nuestras acciones cotidianas nos daremos cuenta que, la mayoría de ellas las realizamos, con un fin.
Trabajamos para vivir.
Estudiamos para conseguir un trabajo.
Hablamos para ser escuchados.
Cuidamos nuestro cuerpo para tener buen aspecto, buena salud, vivir más años…
En el caso de los músicos podríamos decir también…
Practico para tocar bien en el concierto.
Practico para conseguir un buen puesto de trabajo.
Practico para aprobar mi diploma.
Practico para mantenerme en forma.
Para, para, para…
Son todas intenciones loables, sin duda, está bien perseguir un objetivo, marcarse una meta que dirija y motive nuestros esfuerzos, pero…
Estoy profundamente convencido de que la música, para convertirse en Arte verdadero, debe de dejar de ser un medio para alcanzar un objetivo.
Debe ser una necesidad que nace de muy adentro.
El instrumento debe convertirse en un «órgano vital» del músico.
Sin tocar debe sentirse incompleto y cuando llega ese mágico momento de madurez,tocar llega a convertirse en una necesidad,
como respirar, comer, dormir.
Las motivaciones materiales se diluyen, desaparecen…
y cada vez toca más por placer, por mero placer.
Por el placer de sentir sus manos sobre las cuerdas.
De llenar el silencio de belleza.
De sumergirse en cada sonido, en cada nota.
De dejar volar sus sentimientos entrelazados con los del compositor.
De imaginar, pensar, soñar mientras crea arte para nadie más que para sí mismo.
Hace ya muchos años que las obra completa adaptada para guitarra de Johann Sebastian Bach están siempre en mi atril.
Algunas de ellas las lleva tocando más de 30 años.
Una y otra vez las practico, las reviso, intento comprender, intento mejorar.
Y siempre hay algo nuevo que descubrir.
Su riqueza es inmensa.
Estoy convencido que en la obra de Bach están las grandes preguntas de la vida y también sus respuestas.
Luz, oscuridad, día, noche, alegría, tristeza, tensión, distensión…está todo presentado de una manera absolutamente genial.
Su música habla directamente al corazón, en un lenguaje misterioso y profundo, de extraordinaria riqueza.
Nunca las preparo para interpretarlas en concierto, y no me importa.
Me siento muy afortunado.
Dedico mi vida a una profesión, a un instrumento, que me llena, que me hace feliz.
Sí, creo que las toco sólo por placer, y…estoy seguro que el Gran Maestro debió de sentirlo de una manera muy profunda también escribiéndolas
Arriesgarse
Todos, absolutamente todos, tenemos puntos fuertes y talentos.
Tenemos sueños, aspiraciones.
Pero si examinamos nuestra vida, día a día, nos damos cuenta que nuestra manera de pensar, hablar y de obrar no expresan, demasiado a menudo, esos sueños, esos ideales.
Y seguimos navegando en esa falsa comodidad, dejándonos «arrastrar» por la vida, más que viviéndola.
Lo peor que puede sucedernos es que los días, primero se conviertan en meses,luego en años…
Dejando siempre para más adelante las decisiones que sabemos que debemos tomar y, en algún momento triste, muy triste, miremos hacia atrás y pensemos qué fue de nuestros ideales, donde fueron nuestros sueños, en definitiva, qué fue de nuestra vida…
Somos como los peces que no pueden comprender el agua al estar sumergidos en ella.
Por lo general carecemos de una apreciación real de quienes somos en realidad.
Cada uno nosotros es una curiosa y preciosa mezcla de habilidades, talentos, puntos fuertes, conflictos y debilidades.
Para descubrirlos necesitamos estar muy atentos, escucharnos, observarnos y para eso hace falta tiempo para estar consigo mismo y silencio…y lo que es más difícil,
arriesgarse.
Arriesgarse a equivocarse, a tropezar, a tener que empezar de nuevo, a dar marcha atrás, a romper con lo que nos impide avanzar.
Las personas realmente extraordinarias, son como las polillas.
Persiguen luces brillantes y lejanas , incluso si eso supone de vez en cuando salir con alguna que otra quemadura.
Así que…¡ahí están!
¿No los ves?
Son tus sueños, tus ideales.
Todas esas cosas que siempre has querido hacer y nunca te has atrevido.
Te están mirando desde la otra punta de la habitación, en el armario.
¿A qué esperas para levantarte de tu cómodo sillón para recogerlas?
I. Encuentro de Primavera Ensemble XXI en Morillo de Tou (Huesca)
INFORMACIÓN E INSCRIPCIONES: Ensemble XXI