Pensamientos de verano (I)

Desde que nacemos, la preciosa existencia humana se debate entre el «TENER» y el «SER»:
Toda la estructura social actual nos inclina hacia una gran exaltación del «TENER», cuando esto no nos produce más que insatisfacción y nos obliga a perseguir una vana ilusión de plenitud que nunca llega, porque cuando «tenemos» siempre queremos tener más.
Es sólo en el «SER» donde se encuentra la auténtica felicidad, que nace de dentro, que perdura en el tiempo y que no depende de factores externos.
Cultivando las nobles cualidades que todos encerramos en nuestro corazón, podemos ir acallando la poderosa e ilusioria llamada del «TENER» para ir inclinando nuestra vida hacia un auténtico camino hacia el «SER».

Hay un lugar

Hay un lugar del que sólo los bosques hablan,
un lugar que sólo puede verse con los ojos del río,
oculto por la bruma,
inundado de estrellas,
olorosos dátiles,
construido de fuego,
fina arena,
dulce cristal,
verde hierba.
Donde el alma del viento
de tus labios llega,
y mueve las frías aguas.
Hay un lugar repleto de sirenas y corales.
Refugio de sueños olvidados.
Donde la luna de otoño revela el secreto del lago.
Lleno de luz, vida, largas miradas,furtivas caricias.
Donde el tacto de la luz es suave como una pluma,
ligero como la brisa.
Hay un lugar donde se prolonga la magia,
se estrechan las manos,
se cierran los ojos,
para parar el tiempo.
Donde si se abraza,
nunca es para apartarse,
porque la certeza del adiós no existe.
Hay un lugar…
faro en el mar

¿Qué es para mí componer?

Crear paisajes que no existen.
Dibujar escenas imposibles.
Imaginar utópicos diálogos que juegan a ser reales.
Rememorar momentos mágicos que jamás volverán.
Perseguir hadas, desenterrar demonios.
Plantear problemas, buscar soluciones, encontrar respuestas.
Viajar por la oscuridad, buscando siempre la luz.
Surcar mares inciertos,
dejándome llevar por el rumbo impredecible de mis pensamientos.
Escribir una carta en el viento,
dejarla volar,
con la esperanza de que sea recibida por un corazón sensible.
Sondear el abismo,
pasear por misteriosos bosques,
descansar en soleados prados,
visitar altísimos lagos de aguas cristalinas.
donde ver reflejados mis sueños.
Es desnudar el alma y mirar adentro,
muy adentro y, sobretodo,
escuchar,
escuchar con mucha atención mi voz interior,
la que existió desde tiempos remotos,
desde siempre,
desde el principio,
la que me habla de quien soy,
de cuáles son mis anhelos,
mis aspiraciones más profundas.
COMPONIENDO

Escrito en las estrellas

Y tu rostro encendido brillaba en la noche.
De nuevo el murmullo callado
del agua que suena,
susurra antiguas palabras,
las escribe en la arena.
Palabras furtivas,
que sólo el corazón entiende,
y que nunca a los labios llegan.
De nuevo, el mar nos aleja,
un mar de sombras,
bajo la luna nueva.
Abismo negro que llama, torrente oscuro que llega.
Helada escarcha silente se cierne sobre mis velas.
Busco mi rumbo, confuso, escrito en las estrellas.
Al espacioso firmamento, pregunto con el alma inquieta
¿Dónde está el puerto seguro?
¿Dónde trazada la senda?
¿Dónde el faro encendido,
cristal transparente,
sobre la inmensa mar desierta?
Sólo el silencio lo sabe, sólo el silencio que llega.
Con oscura voz lo revela:
donde viven los sueños rotos por la eterna espera.
Sueños que llegan, peregrinos, sin que sus dueños lo sepan.
Y se reconocen y se abrazan, tan pronto como se encuentran.
Y viven lo no vivido en la otra vida despierta.
Aurora boreal

Donde no muere la hierba

Tan sólo me basta un gesto.
Una mirada.
Una punzante sonrisa.
Para entrar en un mundo dorado,
donde no muere la hierba.
Mundo soñado,
que el cuerpo no conoce
y que el corazón espera.
Tu apariencia me distrae de lo que eres.
Lo que eres me recuerda lo que fuiste.
Sin bruma y sin niebla.
Desde el principio.
Arena finísima.
Cristal transparente.
Perfumada brisa.
Puerta detrás del armario.
Fantástica senda, intuida y no vivida.
Sólo con los ojos cerrados puedo verla.
Se desdibuja a lo lejos y tiembla,
etérea, fina e inquieta.
Nos conocimos allá, en aquel sitio,
haya donde el tiempo no cuenta.
¿Recuerdas?
Donde lo no nacido se abraza,
donde no muere la hierba.
Donde no muere

SIVANA

Me ilusiona presentarte mi nueva obra escrita para Ensemble XXI que lleva por título «SIVANA». Está inspirada en el precioso libro «El monje que vendió su Ferrari» de Robin Sharma. Obra que me impactó profundamente y que fue el inicio de un cambio muy importante en mi vida personal y espiritual.
Tengo previsto publicar las partituras, para su descarga gratuita, en breve.
Esta escrita en cuatro movimientos que puedes ver y escuchar en nuestra propia versión de Ensemble XXI grabada en directo:
¡Espero que te guste!

https://youtu.be/_PJd5VjZSu8

https://youtu.be/tutN7vs2SFs

https://youtu.be/1ZddHeBzPeE

https://youtu.be/0yhRnnWMAug

Puedes descargar la partitura completa gratis de Sivana en Free guitar duo scores with other instruments.

Escrito en las estrellas

Es revelador y muy interesante lo que me está ocurriendo con la última obra que estoy escribiendo para Ensemble XXI.
Si tienes un momento, me gustaría compartirlo contigo.
La idea surgió de una manera deliciosa e inesperada.
Un día de lluvia, mientras yo estaba dando mi clase en el Conservatorio de Monzón, se formó un completo, precioso y colorido arco iris.
Ese mágico momento coincidió con la clase de la alumna de menor edad que he tenido en mi curso, Joanna, de siete años.
Es imaginativa, creativa, simpática y con excelentes dotes para la guitarra, a pesar de su corta edad.
La miré y le dije:
-Joanna, ¿has visto el bonito arco iris que se ha formado fuera?
– Sí-me contestó y siguió hablando-¿Sabes que al final del arco iris hay un tesoro?
– No, no la sabía…
– Sí, hay un tesoro…
-Ah…-y le pregunté-¿Y tú has ido alguna vez a buscarlo?
-¡No, no puedo porque siempre tengo muchos deberes!
¡Inevitablemente me puse a reír!
Me pareció una conversación deliciosa y la idea del tesoro muy poética e inspiradora, tanto es así, que pensé tomarla como punto de partida para mi nueva obra.
«Al final del arco iris» se titularía y pensaba convertirla en algo así como en un canto transparente a la infancia perdida.
Sería luminosa, expresiva, evocadora y con algún momento más rítmico y divertido quizás en la parte central para expresar la espontaneidad de los niños.
Empecé a escribirla.
Todo fluía increíblemente bien y rápido para tratarse de mi, que suelo ser bastante lento a la hora de escribir.
Iba enlazando temas con suma facilidad y creí llegar al momento adecuado donde incluir la parte contrastante rápida y empecé a darle forma, en tres días tenía bastante compases una idea más o menos buena…que en el cuarto día borré por completo.
No encajaba, era completamente forzado incluirla y la obra se resistía a admitirla.
Es como si ella misma me dijera: «José Antonio por mucho que tu quieras o hagas, yo he decidido que quiero ser sólo lenta, sí, tu eres el compositor y quien me está creando, de acuerdo, pero yo soy una obra de arte y tengo mis derechos, voy a ser yo quien decida a partir de ahora lo que quiero ser»
Ante una situación así, me rendí a la evidencia.
La obra sería un único movimiento lento, qué le vamos a hacer, era inevitable.
Pues bien, después de un mes y medio más o menos de dejarla aparcada por múltiples obligaciones, el otro día me decidí a retomarla y seguir escribiendo.
Para situarme antes de seguir, escuché en el ordenador los siete u ocho minutos que llevo escritos y…¡oh sorpresa!
¿Donde esta el arco iris? ¿Donde está la inocencia?¿Donde la luminosa transparencia que pretendía inculcar a mi música?
¡En ningún sitio!
La obra tiene un carácter totalmente diferente: tiene fuerza, expresividad, momentos apasionados, de delicada tensión, con giros dulces y melancólicos que muchas veces se convierten en llamadas sin respuesta.
En definitiva: mi obra no es «Al final del arco iris»
Desde el primer momento ella decidió que no lo sería.
Escribiéndola era como si los árboles no me permitieran ver el bosque, sólo hacia falta escucharla con cierta perspectiva para darse cuenta.
La conclusión para mi es clara y preciosa: es una obra nacida del corazón, de una imperiosa necesidad de explicar «algo», de ahí la facilidad también a la hora de escribirla.
Y es que, hay veces en que, por mucho que nos empeñemos en evitarlo, las cosas acaban siendo lo que quieren ser, y lo que tiene que ocurrir ocurre.
Es como si el destino estuviera «Escrito en las estrellas»…
y si, creo que sí,
veo con claridad,
que ahora sí tengo un buen título para mi nueva obra.
stars

Si me dejas

Largo y tenebroso es el camino en el que te sumerges al caer la tarde.
Desde la orilla distante, con mis brazos vacios, te observo partir.
El oscuro océano de tus pensamientos te abraza con sus frías alas,
mientras el viento de las antiguas desdichas pasa gritando a mi lado.
No hay barca, ni remos con que atraparte.
Sólo ese viento helado que impulsa irremediablemente tus velas.
Tus ojos encendidos se apagan en la distancia.
Y ya no hay ni faro próximo, ni estrellas.
Ni senda escrita en un mapa con que encontrarte.
Si me dejaras acompañarte…
Si me dejaras…
Le diría al mar que te cuidara.
Al viento que te acariciara.
Y a la dulce y preciosa luna de otoño, que te guiara.
Si me dejaras…
Te miraría largamente a los ojos.
Compartiría tu aliento.
Despacio, muy despacio,
apoyaría mi mano sobre tu pecho,
te susurraría antiguas palabras,
para que me sintieras muy cerca,
y regresaras,
guiada por la cálida brújula de tu corazón encendido,
de nuevo a mi lado.
https://youtu.be/XfKaau6g-cU

Puedes descargar gratis la partitura de esta obra, 2º movimiento de «Secretos de Papel» en Free guitar ensemble scores with other instruments.