Hoy he vuelto a sentir tu suave caricia en mis piernas.
Nos conocemos bien.
Hechizado por tus formas, te he contado mis pensamientos, mis problemas.
Tu me has dicho al oído, con tu lenguaje secreto, susurrante, lleno de miles de voces:
«Aprende de mi, si no puedes vencer una dificultad, haz como yo con las piedras, acarícialas, sin violencia, busca otro camino, no te detengas nunca, siempre hay una forma de seguir avanzando hacia el mar»
El aire está perfumado por la flor del melocotón, todo rebosa vida a tu alrededor, porque tú eres Vida, y después de tantos años, sumergido en tu transparencia verde, me siento parte de ti, alimentado por ti, como los álamos que hunden sus raíces buscándote.
Siempre igual, siempre diferente.
Tu brillante mirada cura mis heridas.
¡Gracias de nuevo, viejo amigo!
Today I again feel your gentle caress on my legs.
We know well each one.
Enchanted by your shapes, I told you my thoughts, my problems.
You told me with your secret language, murmuring, full of thousands of voices:
«Learn from me, if you can not overcome a difficulty, you must do like I with the stones, caress it without violence, find another way, you can not stop ever, there is always a way forward towards the sea»
The air is scented by the flower of the peach, all is full of life around you, because you are Life, and after so many years, immersed in your green transparency, I am part of you, fed by you, like the poplars that sinks its roots looking for you.
Always similar, always different.
Your brillant glance cure my wounds.
Thanks again, old friend!