La hormiga roja de fuego, vive bajo tierra con la constante amenaza de ser aniquilada por las frecuentes riadas.
Cuando llegan las riadas, las hormigas, se cogen unas a otras creando una balsa viviente que flota, durante meses, si es necesario, hasta que las aguas se retiran.
A la naturaleza parece no importarle, si una especie quiere sobrevivir, tiene que demostrarlo, tiene que merecerlo.
La solución encontrada por la hormiga roja de fuego es tremendamente creativa y solidaria.
Una vez más, la Naturaleza nos muestra el camino.
Fueron necesarios siglos de evolución para que la hormiga detectara el problema y otros tantos para que diera con su salvación a través de la unión para superarlo.
La palabra «crisis» está compuesta en chino por dos pictogramas: uno significa «problema» y otro «oportunidad».
En estos momentos convulsos e inciertos,
tenemos la oportunidad de abrir nuevas puertas,
encontrar nuevos caminos,
de demostrar que nosotros,
como las pequeñas hormigas,
somos capaces de flotar entrelazados,
hasta que las turbulentas aguas se retiren,
desaparezcan las tinieblas de nuestros errores,
y brille un nuevo sol,
que ilumine nuestro corazón con renovadas esperanzas.