Si creyera en casualidades diría que, precisamente, en estos días, de aislamiento e incertidumbre, el destino me ha llevado a descubrir al poeta ruso Fiódor Tiútchev (1803-1873), pero como no creo en ellas y pienso que todo sucede por causas y condiciones, me inclino a pensar que hace tiempo que lo ando buscando y por fin lo he encontrado.
El poema en concreto que ha caído en mis manos, es de una belleza arrebatadora, cada palabra encierra un poderoso mensaje y me ha conmovido profundamente, dice así:
«No importa lo que la vida nos enseña:
el corazón cree en los milagros.
Existe una fuerza inagotable,
también una belleza imperecedera.
La decadencia terrestre
no tocará las flores sobrenaturales,
el calor del mediodía
no secará el rocío que hay en ellas.
Y esta esperanza no engañará
al que de ella vive,
no marchitará todo lo que aquí floreció,
no desaparecerá lo que aquí existió.
Pero esta esperanza es para pocos.
Sólo conocerá el paraíso,
el que supo sufrir amando
en las tentaciones de la vida.
El que curó enfermedades ajenas
con su propio sufrimiento,
el que ofreció su alma por los demás
y soportó todo hasta el final»
Siempre hay esperanza para el que va por la vida con las manos abiertas, para el que sabe vivir dentro de sí mismo.
Habita dentro de nosotros una fuerza inextinguible: es la capacidad de amar la que perdura, la que nada ni nadie puede arrebatarnos.
Y, como dice Tiútchev, ni el sol del mediodía podrá secar el rocío de nuestro amor.
Si somo capaces de escuchar en el silencio,
de alejar el ruido de nuestros pensamientos,
de acallar nuestras voces tóxicas,
de reclamos, reproches y frustraciones,
oiremos una cálida voz que nos susurra al oído palabras de esperanza:
es nuestro corazón herido que todavía cree en los milagros.
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Nueva descarga gratuita: libro «Donde no muere la hierba»
Queridos amigos, me ilusiona presentaros la descarga gratuita de la versión electrónica (PDF) de mi libro «Donde no muere la hierba».
Con prólogo del prestigioso maestro Hopkinson Smith, es una recopilación de artículos, reflexiones breves y poesía que tratan sobre variados temas: el sentido de la vida, la búsqueda de la felicidad, la naturaleza, el amor, la música, la pedagogía, las relaciones con los demás, la espiritualidad…etc
El libro refleja mi particular visión del mundo y de la vida.
¡Espero que os guste! :-)
Descarga gratuita del libro «Donde no muere la hierba». J. A. Chic (PDF)
Vuelve a casa.
Cuídate
Se amable y cálido contigo mismo.
Busca lo que necesitas en cada momento.
Cultiva tu mente y el corazón.
No seas injustamente crítico con tus errores.
Perdónate.
Especialmente en los momentos difíciles, escúchate y obsérvate.
Fomenta lo que te ayuda, debilita aquello que te perjudica.
Si la necesitas, pide ayuda y déjate ayudar por los que te quieren.
Sabiendo que lo que llevamos dentro es lo que volcamos en el mundo, piensa que cuidarte, no es sólo un digno gesto de amor hacia ti mismo, sino y sobretodo, un gesto también de profunda generosidad hacia los que te rodean.
Los colores del otoño
Cuando ya no esté
Búscame en el vasto cielo azul, sin límites
Búscame en la dorada arena, dormida en la playa
En la ligera brisa nocturna que te acaricia furtiva
En el cálido sol del otoño que inesperadamente te abriga
En la dulzura del alba sobre la inmensa llanura
En el agua sobre la tierra seca
En las interminables noches blandas
En las puras estrellas errantes
En las sombras furtivas, bajo tu ventana
En el calor sigiloso sobre tus manos
En el suave aliento trémulo entre tus labios
Búscame en los días pasados
En los que vendrán
En las despedidas largas
En lo que te dije
En lo que no te dije
En el silencio que todo lo abarca y comprendre
En el silencio que todo lo sabe
Allí te estaré esperando
Hay un lugar
Hay un lugar del que sólo los bosques hablan,
un lugar que sólo puede verse con los ojos del río,
oculto por la bruma,
inundado de estrellas,
olorosos dátiles,
construido de fuego,
fina arena,
dulce cristal,
verde hierba.
Donde el alma del viento
de tus labios llega,
y mueve las frías aguas.
Hay un lugar repleto de sirenas y corales.
Refugio de sueños olvidados.
Donde la luna de otoño revela el secreto del lago.
Lleno de luz, vida, largas miradas,furtivas caricias.
Donde el tacto de la luz es suave como una pluma,
ligero como la brisa.
Hay un lugar donde se prolonga la magia,
se estrechan las manos,
se cierran los ojos,
para parar el tiempo.
Donde si se abraza,
nunca es para apartarse,
porque la certeza del adiós no existe.
Hay un lugar…
¿Qué es para mí componer?
Crear paisajes que no existen.
Dibujar escenas imposibles.
Imaginar utópicos diálogos que juegan a ser reales.
Rememorar momentos mágicos que jamás volverán.
Perseguir hadas, desenterrar demonios.
Plantear problemas, buscar soluciones, encontrar respuestas.
Viajar por la oscuridad, buscando siempre la luz.
Surcar mares inciertos,
dejándome llevar por el rumbo impredecible de mis pensamientos.
Escribir una carta en el viento,
dejarla volar,
con la esperanza de que sea recibida por un corazón sensible.
Sondear el abismo,
pasear por misteriosos bosques,
descansar en soleados prados,
visitar altísimos lagos de aguas cristalinas.
donde ver reflejados mis sueños.
Es desnudar el alma y mirar adentro,
muy adentro y, sobretodo,
escuchar,
escuchar con mucha atención mi voz interior,
la que existió desde tiempos remotos,
desde siempre,
desde el principio,
la que me habla de quien soy,
de cuáles son mis anhelos,
mis aspiraciones más profundas.
Escrito en las estrellas
Y tu rostro encendido brillaba en la noche.
De nuevo el murmullo callado
del agua que suena,
susurra antiguas palabras,
las escribe en la arena.
Palabras furtivas,
que sólo el corazón entiende,
y que nunca a los labios llegan.
De nuevo, el mar nos aleja,
un mar de sombras,
bajo la luna nueva.
Abismo negro que llama, torrente oscuro que llega.
Helada escarcha silente se cierne sobre mis velas.
Busco mi rumbo, confuso, escrito en las estrellas.
Al espacioso firmamento, pregunto con el alma inquieta
¿Dónde está el puerto seguro?
¿Dónde trazada la senda?
¿Dónde el faro encendido,
cristal transparente,
sobre la inmensa mar desierta?
Sólo el silencio lo sabe, sólo el silencio que llega.
Con oscura voz lo revela:
donde viven los sueños rotos por la eterna espera.
Sueños que llegan, peregrinos, sin que sus dueños lo sepan.
Y se reconocen y se abrazan, tan pronto como se encuentran.
Y viven lo no vivido en la otra vida despierta.
Donde no muere la hierba
Tan sólo me basta un gesto.
Una mirada.
Una punzante sonrisa.
Para entrar en un mundo dorado,
donde no muere la hierba.
Mundo soñado,
que el cuerpo no conoce
y que el corazón espera.
Tu apariencia me distrae de lo que eres.
Lo que eres me recuerda lo que fuiste.
Sin bruma y sin niebla.
Desde el principio.
Arena finísima.
Cristal transparente.
Perfumada brisa.
Puerta detrás del armario.
Fantástica senda, intuida y no vivida.
Sólo con los ojos cerrados puedo verla.
Se desdibuja a lo lejos y tiembla,
etérea, fina e inquieta.
Nos conocimos allá, en aquel sitio,
haya donde el tiempo no cuenta.
¿Recuerdas?
Donde lo no nacido se abraza,
donde no muere la hierba.