Todo está en la mente.

Comprender la naturaleza humana, es comprender que en la mente se hayan la raíz del dolor, de la confusión, del sufrimiento y de la liberación de ese sufrimiento.
Entrenando la mente,  encontramos la solución para evitar todas las acciones negativas que nos llevan al sufrimiento y producen el sufrimiento.
Aprendemos a identificar los pensamientos negativos, a liberarnos del egoismo, a experimentar un genuino y auténtico sentimiento de compasión.
A comprender que todos formamos parte de un todo, y que todos los seres son, en esencia, en lo más profundo, buenos, valiosos y preciosos.
Del mismo modo, cultivando la mente, observándola, podemos encontrar también la lucidez para realizar las acciones que conducen a la felicidad propia y la de los demás.
Mediante la meditación trabajamos para convertir
el estruendoso torrente de nuestros pensamientos,
en un arroyo tranquilo y transparente,
donde todo sucede más despacio,
de esta forma podemos ver con más claridad
quienes somos, qué deseamos, qué queremos…
Conectar con la parte más auténtica,
valiosa y genuina de nosotros mismos.
La que no morirá jamás…

Rompiendo barreras

Lo peor que puede sucedernos es enamorarnos de nuestras cadenas, del muro que nos impide avanzar.
Es fácil saber que estamos atrapados.
Cuando esto ocurre, nos sentimos agobiados, desbordados por cualquier esfuerzo.
Cada paso adelante, se convierte en una lucha contra todo y contra nosotros mismos.
Con los pies hundidos en el barro, nuestras ideas se agotan, nuestra lucidez mental desaparece, la inspiración se evapora.
Sí, es fácil saberlo…lo difícil es reconocerlo.
Sí, reconocer que has de romper con aquello que tanto amas, que tanta vida y felicidad te ha dado en su momento y que se ha convertido, contradictoriamente, en lo que ahora te impide avanzar.
Reconocer que debes cortar las cadenas  y que, al hacerlo, inevitablemente, sentirás dolor, como si perdieras una parte de ti mismo.
Permíteme que te confiese que yo me encontré no hace mucho en esta encrucijada.
Y decidí, afortunadamente, tirar el muro, romper mis cadenas.
Y,  por supuesto, sentí dolor, y lo que es peor, causé dolor.
Y permíteme también que te diga que ha valido la pena, siempre vale la pena.
Detrás del muro encontré un nuevo camino  lleno de posibilidades.
Ahora puedo ser yo mismo, sin ataduras.
Las ideas fluyen.
La creatividad se expande.
La inspiración ha vuelto.
Y vuelvo a pensar que,
llevar una vida feliz,
no consiste en lograr grandes éxitos,
ni reconocimientos,
ni conquistar grandes metas…
sino, simple y llanamente,
en estar donde quieres estar,
haciendo lo que quieres hacer,
aquí y ahora,
siguiendo siempre tu voz interior,
no sólo por tu propio bien sino,
y sobre todo,
por el bien de los demás.
muro

 

Con el sol en las manos

Me siento muy afortunado de poder decir que en, el oscuro e incierto camino que es la vida, me he encontrado con personas que parece que tienen el sol en las manos.
Son personas excepcionales, extraordinarias, faros dorados que iluminan con su bondadosa luz a los que tienen a su alrededor.
Tienen la prodigiosa capacidad de iluminar nuestras cualidades y ocultar los defectos.
Es tanta su claridad, que son capaces de ver lo que necesitas de ellas en cada momento.
Dejan un rastro imborrable en nuestra vida.
Es irresistible no acercarse: su luz es tan intensa y pura, que nos sentimos sobrepasados por tanta belleza.
Podría ahora abrir mi corazón y decir numerosos nombres: profesores, alumnos, amigos, familiares….incluso desconocidos con los que he intercambiado sólo algunas palabras, una mirada.
No es fácil mantener el sol en las manos.
No tener miedo de lo que ilumina de nosotros mismos.
A veces, quema.
Lo he visto brillar en manos de algunas personas,
sólo por un momento,
sólo por unos días…
en ese momento perfecto,
parecen flotar en el aire iluminadas por una felicidad y claridad tan intensa que no son capaces de mantener.
Se necesita tiempo, paciencia, coleccionar trocitos de luz día a día para poder brillar constantemente sin quemarse.
Las grandes personas no lo son por lo que saben, o por lo que producen, lo son por lo que proyectan, por lo que reparten.
Sólo tiene luz quien ha ido recogiéndola, cultivándola.
Quien ha aprendido que,
para mantener el sol en las manos,
se necesita la valentía de aceptarse a sí mismo tal cual es,
y comprender que, sólo tiene sentido, si es para iluminar a los demás.

con el sol en las manos

El prodigioso y extraño arte de saber escuchar.

Reconozco que me cuesta mucho no interrumpir a los demás.
Mientras habla la otra persona, las ideas se agolpan en mi mente y tengo que hacer un gran esfuerzo para contenerlas.
Valoramos excesivamente a las personas que saben hablar.
Las voces que se expresan de manera convincente, con palabras precisas y argumentos rotundos.
La riqueza interior es otra cosa.
Se expresa de forma muy diferente.
Gusta de rincones solitarios donde se refugian las dudas y la paciencia.
La sabiduría que merece la pena, habla poco y prefiere cultivar una curiosa atención por las historias ajenas.
El que sabe escuchar atiende a las palabras con el gesto,
con los ojos,
con las manos,
con los labios,
convierte su silencio en un profundo acto de respeto y de amor,
en una forma de cuidar al otro,
de entender,
de esperar…
y después, sólo después, sabe decir, que no es lo  mismo que saber hablar.
Las personas que saben escuchar son un extraño y prodigioso tesoro.
Tengo la gran suerte de conocer algunas.
Ojalá algún día tuviera la fortuna de convertirme en alguna de ellas…
Silencio

 

 

 

 

Apuntes del Curso «El camino interior» (III)

«Una vida, tengo una vida con más o menos dificultades. Pero si miro más allá de esas dificultades, lo que hay, lo que encuentro, es un extraordinario potencial que puedo protagonizar de una manera virtuosa. Sólo yo puedo elegir si quiero que se trate de una vida vulgar, o una vida extraordinaria. Y se torna extraordinaria cuando, haga lo que haga y en las más variadas circunstancias, observo y cuido que todo nazca de una motivación que se mueve no sólo por el propio bien, sino y sobretodo, por el bien de los demás»

Libro «Compañero de viaje» (Descarga gratuita)

Compañero de viaje

Me alegra presentaros la descarga gratuita de mi libro «Compañero de viaje» publicado en 2011 con motivo del décimo aniversario de Ensemble XXI.
Con prólogo de Gemma Romanyà Valls, fundadora del precioso proyecto para promocionar a jóvenes talento de la música denominado «Paper de música», contiene reflexiones breves sobre la vida, la música, el cine, el amor, la felicidad, la enseñanza… publicados en este blog entre los años 2005 a 2011.
Puedes descargar la versión en PDF en el siguiente enlace: «Compañero de viaje». J.A.Chic
¡Espero que te guste!

Casualidades que asustan.

¿Crees en el azar o por el contrario piensas que lo casual no existe y que todo tiene un fin y está escrito de antemano?
Querría compartir algo contigo que me ha ocurrido y me ha hecho reflexionar estos días.
Para mi, escoger un libro, en una librería o en una biblioteca, era un auténtico problema.
Pasaba mucho tiempo mirando portadas, paseando indeciso,  leyendo argumentos… hasta que, un día, descubrí un método infalible y rápido para realizar mi elección en menos de un minuto.
Entro en la biblioteca, me sitúo delante de una estantería llena de libros. Con mucho cuidado de no mirarlos, cierro los ojos, respiro hondo y con mi mano abierta me dejo guiar por el azar y, en una especie de pequeño estado de trance, dirijo mi mano abierta al viento hacia uno de ellos y… ¡ese es el elegido!
Muchas veces son libros con portadas vulgares, que yo nunca hubiera escogido, sobre temas que no me hubieran parecido interesantes, pero que después han resultado ser una gran sorpresa, y encierran una riqueza insospechada que nunca hubiera podido imaginar..
El pasado domingo 15 de diciembre mi familia y yo  tuvimos un accidente de coche.
Nos dirigíamos los tres a un pueblo pequeño para hacer una excursión y disfrutar de la naturaleza por una carretera comarcal , cuando una placa de hielo que ocupaba toda la carretera me hizo perder completamente el control del coche y caímos por un terraplén.
Afortunadamente, y pese al gran susto, estamos bien, no sufrimos daños graves.
Unos días antes, el 10 de diciembre, fui a la biblioteca, como muchas otras veces, cerré los ojos, paseé mis manos por los libros y el elegido resultó ser un libro de portada más bien fea y poco prometedora titulado «Hija de la memoria» de Kim Edwards, autor, como muchas otras veces, totalmente desconocido para mi.
Al regresar del hospital, ya en casa, abro el libro y empiezo a leer.
Una mujer va a dar a luz, su marido se dispone a llevarla al hospital en una fría noche de invierno y en la página cinco está escrito lo siguiente:
«Cuando giró hacia la calle principal, pisaron una placa de hielo y el coche patinó unos segundos, cruzando la intersección, acabando en la cuneta»
Vuelvo a leer la frase asombrado.
Parece una descripción perfecta de lo que nos sucedió a nosotros.
¿Pura casualidad?
Probablemente.
Pensar en una oscura premonición, de todas formas, me parece inevitable, ya que, precisamente, nuestro accidente ocurrió exactamente como pone en el libro: cuando giré también hacia la calle principal del pueblo.
Los hilos del azar son misteriosos y mágicos, gobiernan nuestra vida de una manera más importante y decisiva de la que nos gustaría reconocer.
¿Casualidad, puro azar, premonición, advertencia…?
Sólo una cosa es segura: a partir de ahora voy a prestar mucha más atención a lo que lea.
¡Feliz Navidad!
La nuestra la vamos a vivir como un gran regalo que nos ha dado la Vida.

El secreto de la eterna juventud.

Estoy en la cocina, me dispongo a hacer una ensalada.
Enciendo la televisión, están emitiendo el magazine «Para todos la 2», programa bastante interesante, algunas veces.
Agarro la lechuga y empiezo a cortarla mientras anuncian al invitado de turno, hoy es  Carlos López-Otín, Catedrático de bioquímica y biología molecular de la Universidad de Oviedo, uno de las eminencias científicas que ha participado en el remarcable estudio «Las nueve claves del envejecimiento» que será publicado en breve.
Empiezo a cortar los pepinos, mientras el Sr. López-Otín empieza a disertar sobre el ADN, el envejecimiento molecular …bla. bla, bla.
Yo sigo a lo mio: «destripando» un tomate, que ya no envejecerá más y que espero que no sienta nada mientras lo hago.
….la esperanza de vida se ha duplicado por cuatro…
No es que me importe un pimiento, pero es su turno precisamente, a cachitos muy pequeños…chas, chas.chas.
…con el tiempo los mensajes neuronales se vuelven confusos…
Sin ninguna confusión, voy a por una lata de atún,
-...la ciencia es mucho más prudente sobre la intervención en el envejecimiento de los «radicales libres» de hecho se acaba de descubrir que pueden ser incluso beneficiosos para el organismo.
¡Caray! Siempre había oído lo contrario.
Por primera vez miro la televisión, este señor está empezando a caerme bien…
…el equilibrio celular es extremadamente complejo, pensad que estamos intentando descifrar un proceso de más de 3000 años de evolución y cualquier intervención puede entrañar peligrosas consecuencias.
¡Y tanto! Sigue, sigue, que cada vez estoy más de acuerdo contigo.
La entrevista está llegando a su fin, y el entrevistador quiere ponerle la guinda al pastel con su última pregunta:
-¿Qué consejo principal nos daría para mantenernos jóvenes?
Se ha hablado del chocolate, del té verde…¿cual sería la mejor manera, según su estudio?
Me acerco a la tele y subo el volumen con las manos pringadas de aceite.
-Sí, sí, eso del chocolate negro y el té verde, está muy bien… me gustan y son alimentos sanos como muchas otras cosas, pero, mucho más eficaz que eso es una vida dedicada a los demás, un estudio muy, muy reciente, que me ha impactado profundamente, ha demostrado que el pensar más en los demás que en uno mismo, desencadena cambios genéticos, inmunológicos y celulares altamente beneficiosos. 

Los entrevistadores, lo miran, yo lo miro, y seguramente pensamos que es, por inesperada, la más preciosa respuesta que he oído dar a un científico sobre la longevidad.
En efecto: ser buena persona, llevar una vida rica y plena, no encerrada en uno mismo sino abierta a los demás, es el secreto de la eterna juventud y, añadiría yo, de la auténtica felicidad.