¿Crees en el azar o por el contrario piensas que lo casual no existe y que todo tiene un fin y está escrito de antemano?
Querría compartir algo contigo que me ha ocurrido y me ha hecho reflexionar estos días.
Para mi, escoger un libro, en una librería o en una biblioteca, era un auténtico problema.
Pasaba mucho tiempo mirando portadas, paseando indeciso, leyendo argumentos… hasta que, un día, descubrí un método infalible y rápido para realizar mi elección en menos de un minuto.
Entro en la biblioteca, me sitúo delante de una estantería llena de libros. Con mucho cuidado de no mirarlos, cierro los ojos, respiro hondo y con mi mano abierta me dejo guiar por el azar y, en una especie de pequeño estado de trance, dirijo mi mano abierta al viento hacia uno de ellos y… ¡ese es el elegido!
Muchas veces son libros con portadas vulgares, que yo nunca hubiera escogido, sobre temas que no me hubieran parecido interesantes, pero que después han resultado ser una gran sorpresa, y encierran una riqueza insospechada que nunca hubiera podido imaginar..
El pasado domingo 15 de diciembre mi familia y yo tuvimos un accidente de coche.
Nos dirigíamos los tres a un pueblo pequeño para hacer una excursión y disfrutar de la naturaleza por una carretera comarcal , cuando una placa de hielo que ocupaba toda la carretera me hizo perder completamente el control del coche y caímos por un terraplén.
Afortunadamente, y pese al gran susto, estamos bien, no sufrimos daños graves.
Unos días antes, el 10 de diciembre, fui a la biblioteca, como muchas otras veces, cerré los ojos, paseé mis manos por los libros y el elegido resultó ser un libro de portada más bien fea y poco prometedora titulado «Hija de la memoria» de Kim Edwards, autor, como muchas otras veces, totalmente desconocido para mi.
Al regresar del hospital, ya en casa, abro el libro y empiezo a leer.
Una mujer va a dar a luz, su marido se dispone a llevarla al hospital en una fría noche de invierno y en la página cinco está escrito lo siguiente:
«Cuando giró hacia la calle principal, pisaron una placa de hielo y el coche patinó unos segundos, cruzando la intersección, acabando en la cuneta»
Vuelvo a leer la frase asombrado.
Parece una descripción perfecta de lo que nos sucedió a nosotros.
¿Pura casualidad?
Probablemente.
Pensar en una oscura premonición, de todas formas, me parece inevitable, ya que, precisamente, nuestro accidente ocurrió exactamente como pone en el libro: cuando giré también hacia la calle principal del pueblo.
Los hilos del azar son misteriosos y mágicos, gobiernan nuestra vida de una manera más importante y decisiva de la que nos gustaría reconocer.
¿Casualidad, puro azar, premonición, advertencia…?
Sólo una cosa es segura: a partir de ahora voy a prestar mucha más atención a lo que lea.
¡Feliz Navidad!
La nuestra la vamos a vivir como un gran regalo que nos ha dado la Vida.