Acerca de José Antonio Chic

Composer of GuitarInEnsemble.com

El prodigioso arte de amar y descubrise a sí mismo.

Muchas veces nos planteamos cual es nuestra misión en la vida, a qué estamos destinados, hacia donde caminamos, cómo conseguiremos alcanzar la verdadera felicidad.
Lo más fácil es creer que las respuestas vendrán de fuera, nada más lejos de la realidad.
Cada vez me doy más cuenta que la clave reside en el interior de uno mismo, los verdaderos desconocidos somos nosotros mismos.
Sólo descubriendo lo que guardamos en nuestro corazón, podremos abrirlo verdaderamente a los demás.
Cada persona es mucho más que lo aparenta ser, encierra en su interior excepcionales cualidades que debe descubrir para llevarlas a su plenitud.
El éxito por fuera, empieza, sin duda, por el éxito por dentro y para alcanzarlo, no hay más camino que el silencio, la vigilancia atenta y el análisis constante de nuestros pensamientos y reacciones.
Hace ya meses que sigo el saludable hábito de someter a examen, mentalmente, las cosas que me han sucedido cada día y mis pensamientos, reacciones y actos respecto a ellas.
Naturalmente, hay veces que no me siento nada satisfecho de como he reaccionado pero, aún así, me he percatado de algo muy importante: incluso en los días en que podríamos calificar de «malos» siempre me ocurren más cosas buenas que malas.
Cada día, desde el preciso instante en que abro los ojos por la mañana, que ya de por sí podríamos calificar como algo excepcionalmente positivo teniendo en cuenta que significa que estoy vivo, desfilan ante mi pequeños momentos extraordinarios que si no son recordados y analizados podrían quedar en el olvido.
Lo irónico de la vida, es que las cosas negativas, no necesitan ninguna ayuda para ser recordadas, al contrario, perduran con una cruel facilidad.
Cada error, cada pensamiento negativo, encierra valiosa información y contiene una preciosa semilla para corregir, crecer, mejorar, cambiar.
En cada reacción, pensamiento, respuesta, se encierra una porción de quien realmente soy y me he propuesto firmemente no permitir que un momento de oscuridad aniquile mil rayos de luz para progresar, día a día, en el prodigioso arte de descubrir y amarme a mi mismo.

Artilugio guitarrístico digital.

¡La creatividad no tiene límites! :-)
Me complace compartir contigo este vídeo creado por Animusic cuyo enlace me ha mandado mi querido y admirado profesor Oscar Ghiglia.
Este artilugio digital-guitarrístico es de una originalidad e imaginación asombrosas…estoy seguro que hay muchas horas de duro trabajo detrás de él.
¡No te lo puedes perder!
Espero que te guste.

Pegaso por el Cuarteto Apeiron

Siempre es un buen estímulo para mi tropezar con alguna grabación de mi música por pura casualidad, como es el caso de esta excelente versión del Cuarteto Apeiron de mi obra «Pegaso», tercer movimiento de «El lenguaje de las estrellas».
La obra puede descargarse gratis en Free guitar quartet scores.
¡Espero que te guste!

Nunca había llegado tan alto

Como siempre en el mes de agosto, estoy con mi familia disfrutando de unos fantásticos días de vacaciones en el bello paraje natural de La Vall de Boí.
Nos  encanta realizar excursiones por las montañas, seguir los senderos que transcurren entre imponentes montañas, lagos glaciares y curiosas marmotas.

La ascensión más importante que hemos realizado es la del Pico de Ballibierna (3067m) en el Parque Natural Posets Maladeta
Para mi fue algo muy especial, ya que nunca había superado la barrera de los 3000 metros.
La sensación de pasear por la cresta de esta impresionante mole de granito es fantástica,  el silencio en la cumbre, sobrecogedor y  la vista espectacular.
Allí se encuentra el mítico «Pas del Cavall» (Paso del Caballo), impresionante pared vertical, con precipicio a ambos lados, que debe su nombre a que, para superarla, hay que literalmente «montar» en ella como si de un caballo se tratara.

A pesar de la insistencia de mi hijo Albert, mucho más audaz y experimentado, me faltó valor para realizar semejante proeza…
…para mi la proeza fue llegar tan arriba.
¡Nunca  había llegado tan alto!

 

 

El libro de mi vida

En otro artículo ya relaté mi particular método para elegir un libro.
Pues bien, el extraordinario libro del que  quiero hablarte hoy, llegó a mis manos de una forma totalmente diferente e inesperada: como un regalo.
Como marca la bella tradición catalana, Mari me lo regaló en el día de San Jordi, yo, por supuesto, la obsequié con la correspondiente rosa roja.
«El monje que vendió su Ferrari» de Robin Sharman fue publicado en 1997 y tuvo una tímida recepción en las librerías, rápidamente se extendió gracias al boca a boca de sus lectores.
Desde entonces, ha transformado la vida de millones de personas en todo el mundo, entre las cuales me incluyo.
No exagero si digo que es el libro más influyente e importante que ha llegado nunca a mis manos.
Este pequeño libro transmite, desde un lenguaje directo y sencillo, un poderoso mensaje de esperanza, inspiración y felicidad.
Da respuestas a las preguntas más transcendentales de la  vida y mediante unos sencillos ejercicios al alcance de todos, se convierte en  una auténtica «guía práctica» para ayudar al lector a alcanzar prosperidad, fuerza, control mental y paz interior.
Todo lo que  deseamos, todo lo que sentimos, absolutamente todo, tiene su origen en la mente, Sharma, valiéndose de conocimientos ancestrales, desvela las claves para aprender a descubrir el poder ilimitado que toda persona humana encierra en su interior para alcanzar una vida más plena y feliz.
El mensaje de Sharman ha calado muy hondo en mi y me declaro asiduo practicante de sus ejercicios mentales con títulos tan sugerentes como «El corazón de la rosa», «El secreto del lago» o «Cuaderno de Sueños».
Desde aquí me veo en la obligación de contribuir a extender su valioso mensaje de amor y  prosperidad recomendándote encarecidamente que lo leas.
Cambiará  tu vida.
No te arrepentirás.

Robin Sharma

La verdadera felicidad

«Hacia rutas salvajes» (Into the wild),es una excelente película basada en la vida de Christopher McCandless.
Christopher fué un joven idealista que decidió abandonar la sociedad, y su vida acomodada, en favor de la solitaria contemplación, buscándose a sí mismo.
Brillantemente graduado en la Universidad, renuncia a todo bien material, dona sus ahorros y huye de casa, del tormentoso entorno familiar que se vio obligado a soportar junto a su hermana, ya que sus padres generaban frecuentemente  discusiones y peleas basadas principalmente en el dinero.
Vive varios años diversas aventuras en las que peligra incluso su vida.
Viaja sin posesiones con el principal objetivo de retirarse a Alaska y vivir únicamente de los recursos que ponga la naturaleza a su disposición.
Durante este largo proceso, su familia no recibe ninguna noticia de él y el profundo dolor causado por su desaparición les corroe el alma.
Chistropher, entre tanto, sigue con sus planes y va superando dificultades.
Se tropieza con buenas personas que le ayudan y le ofrecen incluso un nuevo hogar,  él renuncia a cualquier estabilidad hasta que finalmente logra llegar a Alaska, donde vive exclusivamente de la tierra en un autobús abandonado, hasta que fue encontrado muerto por inanición y se convierte en un mito de la estética naturista.
Su diario de vida, escrito en el autobús, contiene entradas que cubren un total de 113 días. En él se aprecia la fortuna cambiante de Chistropher y las terribles dificultades y consecuencias de su aislamiento en territorio hostil.
A mi me ha impresionado profundamente una de sus últimas frases:
«La verdadera felicidad sólo puede existir si es compartida»
Enfermo y debilitado, con la muerte llamando a su puerta, llega a esta conclusión dramática que pienso que es una gran verdad.
No hay duda que para la busqueda  de la felicidad, el aislamiento, la soledad, son medios necesarios para escuchar nuestra voz interior y descubrir realmente quienes somos, pero nunca pueden ser un fin, un objetivo en sí mismos.
Apartarse por un tiempo es necesario…
pero siempre con la condición de regresar y compartir,
con nuestros seres queridos,
y con todos los que nos rodean,
la felicidad de un corazón purificado y renovado.

 


¡Estamos en La Vall de Boí!

Rodeamos de montañas imponentes, bosques misteriosos.
Lagos que juegan a ser el cielo inundado de estrellas cuando les refleja el sol.
Los ríos nos hablan en su lengua secreta.
La naturaleza nos invade lentamente con su ritmo lento y cadencioso,
mientras nuestros pies cansados se deslizan por los mismos senderos.
Hace tantos años ya que los transitamos…
Y, a pesar de todo, siempre muestran nuevos tesoros, nuevas riquezas, en cada mirada.
Las altas montañas marcan el destino de nuestros corazones,
a cada paso,
a cada sonrisa,
se entrelazan cada vez más y más.
Una profunda calma nos invade,
un callado sentimiento de felicidad se apodera de nosotros,
mientras una suave voz,
dulce y con sabor a hierba,
nos susurra, de nuevo, que estamos otra vez en casa.

 

 

Crisis y hormigas.

La hormiga roja de fuego, vive bajo tierra con la constante amenaza de ser aniquilada por las frecuentes riadas.
Cuando llegan las riadas, las hormigas, se cogen unas a otras creando una balsa viviente que flota, durante meses, si es necesario, hasta que las aguas se retiran.
A la naturaleza parece no importarle, si una especie quiere sobrevivir, tiene que demostrarlo, tiene que merecerlo.
La solución encontrada por la hormiga roja de fuego es tremendamente creativa y solidaria.
Una vez más, la Naturaleza nos muestra el camino.
Fueron necesarios siglos de evolución para que la hormiga detectara el problema y otros tantos para que diera con su salvación a través de la unión para superarlo.
La palabra «crisis» está compuesta en chino por dos pictogramas: uno significa «problema» y otro «oportunidad».
En estos momentos convulsos e inciertos,
tenemos la oportunidad de abrir nuevas puertas,
encontrar nuevos caminos,
de demostrar que nosotros,
como las pequeñas hormigas,
somos capaces de flotar entrelazados,
hasta que las turbulentas aguas se retiren,
desaparezcan las tinieblas de nuestros errores,
y brille un nuevo sol,
que ilumine nuestro corazón con renovadas esperanzas.

 

La semilla

Es curiosa la vida.
Cuando somos niños el tiempo parece detenerse, queremos crecer deprisa para disfrutar cuanto antes de los privilegios de ser adulto, y, de repente, en un suspiro, miras atrás y han pasado 40 años.
Hay tantos olores, sabores, colores, que pueden hacerte volver mágicamente a la infancia…son momentos efímeros que te golpean con gran fuerza, y que te dejan el alma llena de una extraña mezcla de nostalgia, tristeza y emoción.
Esta mañana, he vivido uno de ellos, bajo su hechizo, escribo estas lineas para compartirlo contigo.
Durante mi infancia, existía en mi casa un ritual musical sagrado.
Se cumplía todos los días, sin excepción.
Consistía en que mi hermano, al que yo llamaba por aquel entonces cariñosamente «tatá», después de cada comida, y antes de ir al colegio por la tarde, rebuscaba entre su más precioso tesoro para compartirlo conmigo.
Su bien más preciado era su colección de discos de vinilo, cuidadosamente ordenados y escogidos con un gusto y criterio, ahora me doy cuenta, exquisito.
Yo tenía terminantemente prohibido cualquier acceso a esos diamantes negros, su explicación era tremendamente lógica: eran muy delicados y podía romperlos.
La prohibición, como suele suceder,  aún sublimó más en mi mente ese momento que se convirtió durante años en el más esperado del día.
Estirados cada uno en nuestra cama, nos sumergíamos en el rock sinfónico de los 70 de la mano de los geniales Pink Floid, descubríamos la imaginación desbordante de Mike Olfield y su «Tubular bells», la flauta endiablada y llena de rebeldía de Jethro Tull…y un largo etcétera.
Yo tenía no más de 6 o 7 años, y recuerdo como nacían en mi, estirado en aquella cama, con los ojos cerrados, sentimientos que no podía explicar.
La música me traspasaba y me llegaba a lo más hondo.
Era un sentimiento profundo y desbordante.
Yo por aquel entonces, no podía siquiera imaginarlo pero estaba descubriendo a lo que dedicaría mi vida.
Pues bien, ayer, no sé muy bien por qué misterioso proceso mental, ya que nunca en todos estos años tuve esa inquietud, recordé el nombre de uno de mis grupos preferidos de esos tiempos: Camel.
Y, gracias a la magia de Internet, después de casi 40 años localicé el disco que más me llenaba: «The snow goose», editado en 1975.
Esta mañana, en mi particular ritual musical, mientras Mari dormía a mi lado, lo he escuchado.
Por un momento, mi cama se ha transformado en «aquella» cama, las emociones en «aquellas» emociones, mi corazón ha viajado dolorosamente en el tiempo y grandes lágrimas, con la palabra «melancolía» escrita, han marcado mis mejillas.
Sí, he reconocido la semilla.
El sonido de la flauta, los arpegios en las guitarras, la tendencia minimalista, el refinado impresionismo, ese aire celta teñido de resonancias bachianas…
¡Me he visto reflejado en esa música!
Con muy pocos años, mi corazón sabía que aquel sería mi camino, aunque mi cabeza no pudiera ni siquiera sospecharlo, dentro de muy poco nacería en mi una auténtica pasión por la música clásica.
Si me conoces y conoces mi música, posiblemente, tú también lo percibas así.
Aquí tienes tres muestras que duran apenas unos minutos:
Camel – Rhayader.mp3
Camel – Fritha.mp3
Camel – Flight Of The Snow Goose.mp3
La vida es tan bella y pasa tan deprisa…

Albert en la cumbre.

El pasado 24 de junio fue un día grande para mi hijo Albert, coronó una de las cumbres  más altas de la Península Ibérica:  el pico Posets con una altura de 3.375 metros.
Aquí podéis verlo delante de uno de los monitores que le acompañó en uno de los últimos tramos de la ascensión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Albert está desarrollando un gran amor hacia la naturaleza de la mano del Agrupament Escolta Garbí del que forma parte desde que tenía 8 años.
La filosofía de entrega a los demás, de sacrificio por el bien común de Baden Powell, está echando raíces sólidas en el joven corazón de Albert.
Mari y yo contemplamos fascinados como Albert crece rápidamente, sobretodo como persona, y sus razonamientos son cada vez más profundos y sensibles.

Gran parte de este progreso se lo debemos a los monitores de su agrupación: jóvenes idealistas, llenos de amor por su trabajo y buenos sentimientos, que emplean mucho trabajo y mucho tiempo en transmitir el mensaje scout de forma totalmente desinteresada.
Creen, acertadamente, que su  labor puede mejorar el mundo y…realmente lo hace.

Las semillas que van sembrando, irán germinando en el futuro y son una luz de esperanza para todos aquellos que creemos que la máxima felicidad puede encontrarse haciendo felices a los que nos rodean.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¡Felicidades, Albert, sigue conquistando las cumbres más elevadas: las del amor, la bondad y la entrega a los demás!