Sabiendo que el dolor que sentimos por nuestras contradicciones, anhelos y confusiones lo hemos volcado inevitablemente en los que nos visitan y en el mundo, que pueda siempre dar la bienvenida a todos los seres.
A aquellos a los que me han dado la espalda o que he dejado atrás persiguiendo vanas ilusiones.
A los que me abrazaron en las noches más oscuras, que me sostuvieron en mis caídas.
Que pueda nacer una sincera gratitud hacia la preciosa existencia humana, con la certeza de que todos somos dignos de amar y de ser amados.